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Alteraciones de la percepción auditiva

Una revisión clínica y psicológica


Alteraciones en la percepción auditiva: una revisión clínica y psicológica

La percepción auditiva es el resultado de un proceso neurofisiológico complejo que permite detectar, discriminar e interpretar los sonidos del entorno. Esta función, aunque habitualmente automática y estable, puede verse alterada por distintos motivos, dando lugar a fenómenos perceptivos atípicos o disfuncionales que impactan de forma significativa en el bienestar psicológico, la funcionalidad diaria y la calidad de vida de quienes los presentan.

A continuación, se describen y diferencian los principales fenómenos clínicamente relevantes relacionados con la percepción acústica, incluyendo aquellos de naturaleza sensorial, emocional o psicótica, acompañados de ejemplos clínicos ilustrativos.

  1. Misofonía

La misofonía, término que significa literalmente "odio al sonido", se caracteriza por una aversión intensa y específica a determinados sonidos, habitualmente de origen humano (como masticar, sorber, respirar ruidosamente, teclear o hacer clic con un bolígrafo). Estos estímulos desencadenan una respuesta inmediata de irritación, rabia, ansiedad o angustia, que puede interferir significativamente en la vida cotidiana.

Aunque la misofonía no está incluida como entidad diagnóstica en los manuales como el DSM-5 o la CIE-11, distintos estudios la han vinculado con dificultades en la regulación emocional y el procesamiento sensorial. Puede aparecer de forma aislada o asociada a trastornos como el TOC, la ansiedad generalizada o el TDAH.

Ejemplo clínico:
Una chica de 34 años, evita comer con su pareja porque el sonido de la masticación le genera una respuesta de enfado desproporcionado que no puede controlar. Ha llegado a tener discusiones recurrentes y episodios de llanto por esta razón, y empieza a plantearse cenar sola siempre.

2. Hipersensibilidad auditiva

La hipersensibilidad auditiva se define como una respuesta sensorial exagerada a estímulos auditivos normales, sin que haya un componente emocional específico hacia ellos. Es frecuente en personas con trastorno del espectro autista (TEA), pero también puede observarse en el TDAH, el trastorno de procesamiento sensorial y otras condiciones neurológicas.

La reacción suele ser de sobrecarga sensorial, con tendencia a la evitación de ambientes ruidosos o complejos desde el punto de vista sensorial.

Ejemplo clínico:
Niño de 6 años con diagnóstico de TEA, se tapa los oídos y grita cuando entra en el comedor del colegio debido al eco y al ruido de platos y conversaciones simultáneas. Esto le impide participar en actividades comunes y comer con sus compañeros.

3. Fonofobia

La fonofobia es una fobia específica a determinados sonidos o a la posibilidad de que se produzcan, con una respuesta emocional marcada de miedo o ansiedad anticipatoria. Se diferencia de la misofonía en que el afecto predominante es el temor, y no la ira o el rechazo.

Ejemplo clínico:
Mujer de 28 años que desarrolló una fobia intensa al sonido de petardos tras haber vivido un atraco con disparos. Evita salir de casa en épocas festivas y permanece en alerta constante ante cualquier ruido similar, con taquicardias y pensamientos catastróficos.

4. Hiperacusia

La hiperacusia consiste en una percepción excesivamente intensa e incluso dolorosa de sonidos cotidianos, como el tráfico, una conversación o el timbre del teléfono. Se relaciona con disfunciones del oído interno, migrañas, síndrome de fatiga crónica o trastornos neurológicos.

A diferencia de la misofonía, la hiperacusia no se limita a ciertos sonidos ni genera emociones específicas, sino que todos los sonidos por encima de cierto umbral se perciben como intolerables.

Ejemplo clínico:
Hombre de 52 años que desarrolló hiperacusia tras un trauma acústico laboral. Aunque ha recuperado parte de la audición, siente dolor agudo ante ruidos moderados y ha empezado a evitar reuniones, lugares públicos y llamadas telefónicas.

5. Tinnitus

El tinnitus, también llamado acúfeno, es la percepción constante o intermitente de un sonido interno (zumbido, pitido, ruido blanco, etc.) sin que exista un estímulo acústico externo. Puede deberse a pérdida auditiva, daño coclear, alteraciones vasculares o efecto secundario de medicamentos ototóxicos.

Aunque su origen suele ser otológico, su vivencia está fuertemente mediada por variables psicológicas como la ansiedad, el insomnio o el nivel de atención.

Ejemplo clínico:

Mujer que refiere un pitido constante en su oído izquierdo que se intensifica por la noche. Aunque los estudios otorrinolaringológicos descartan causas graves, el tinnitus le impide conciliar el sueño y le genera ansiedad anticipatoria cada tarde.

6. Alucinaciones auditivas

Las alucinaciones auditivas son percepciones auditivas sin un estímulo real, típicamente en forma de voces, ruidos o sonidos musicales. Son uno de los síntomas más representativos de los trastornos psicóticos, especialmente de la esquizofrenia, aunque también pueden aparecer en otros contextos clínicos.

Desde el punto de vista clínico, estas experiencias pueden manifestarse en:

  • Trastornos del estado de ánimo con síntomas psicóticos (como la depresión mayor o el trastorno bipolar).
  • Trastorno de estrés postraumático, en forma de reviviscencias auditivas.
  • Trastornos disociativos, particularmente en el trastorno de identidad disociativo.
  • Estados inducidos por sustancias (psicoestimulantes, alucinógenos, alcohol o síndrome de abstinencia).
  • Epilepsia del lóbulo temporal, en la que pueden aparecer alucinaciones auditivas simples (como zumbidos, timbres, chasquidos o ruidos mecánicos) o más complejas (fragmentos de música o habla), a menudo como parte del aura o durante la fase ictal.

En estos casos, las alucinaciones auditivas pueden reflejar una disfunción en los circuitos temporolímbicos, y su identificación tiene importantes implicaciones diagnósticas y terapéuticas.

Ejemplo clínico:
Chico de 22 años, consulta por oír voces que lo insultan y lo observan. Cree que hay una cámara oculta en su habitación. Las voces han aumentado en frecuencia desde que dejó de acudir a la universidad. Presenta antecedentes familiares de psicosis.
En otro caso, de 30 años, con epilepsia del lóbulo temporal, refiere que antes de algunas crisis percibe un breve zumbido metálico, seguido de una sensación de irrealidad y confusión transitoria.

Conclusión

Las alteraciones en la percepción auditiva comprenden un espectro amplio que va desde fenómenos sensoriales hasta experiencias psicóticas. Reconocer su origen y naturaleza es clave para un abordaje eficaz, que suele requerir una mirada interdisciplinar, combinando el conocimiento de la psicología, la psiquiatría, la audiología y la neurología.

El conocimiento clínico de estos fenómenos permite no solo un mejor diagnóstico, sino también una validación empática de la experiencia del paciente, que con frecuencia se siente incomprendido o deslegitimado ante síntomas difíciles de comunicar o clasificar.